Una nueva prueba de Dios
Como conté en mi nota anterior, estuve sin jugar en mi playstation 3 por casi tres años debido a que mi tele se rompió y cuando la arreglamos mi madre y mi hermana creían que al volver a conectar la play, la tele volvería a romperse. Durante casi tres años no jugué ni un solo videojuego en mi casa, cosa que había hecho casi toda mi vida, desde mi niñez, donde devoraba juegos usados de la play 2 que compraba en la feria detras de mi casa. Tres años en los que solo pude volver a sentir el gozo del joystick en mis manos y la sensación de progreso y diversión al recorrer los mundos virtuales. Tres años donde el único lugar donde podía tener esa sensación era la casa de mis sobrinos, de los cuales no quería abusar ni acaparar SU sistema de juego. Tres años de ganas gamer acumuladas. Y justo cuando empezaba a acostumbrarme, Dios consideró que había superado la prueba. Mi hermana también sufría de esas ganas gamer. Su amor por Minecraft se manifestó y accedió a conectar la play en la tele del...