Un Mundo No Tan Oscuro 1.6
Capitulo 6: Reunión
El espectçaculo era patético y todos los que lo veían podrían dar testimonio de eso. Por un lado, el perseguidor: una fiera bestia influenciada por el alcohol que saltaba de pared en pared persiguiendo a su presa voladora para arrancarle las alas y usarlas como sujetalibros (si, en eso pensaba el lobito), derribando a todo el que no se apartara de su camino. Por el otro, el perseguido: una criatura esbelta y deforme luchando por mantenerse en vuelo y alejada de su verdugo lo mas posible. Aquellos que no se reían hacían un face palm total. Los amigos de Roke lo alentaban en broma. No era la primera vez que su colega perseguía a una de esas alimañas. Los de Keird pues... salvo Renata quien estaba algo preocupada por lo que pudiera pasarle a su amiguete, los demas carcajeaban y lo señalaban en burla. Keird no los veía ni los oía, ya que sus sentidos estaban 100% enfocados en mantener su pellejo libre de esa bestia.
Del otro lado del hall, Dorothy intentaba alcanzar el móvil de su amiga, pero cada vez que se acercaba, el artilugio era pateado accidentalmente por gente que disfrutaba en la pista de baile. Algunos se preguntarán: "¿por qué no lo recoge con un hechizo?". Pues no puede ya que, sumado a los continuos movimientos de los que estaban frente a ella, era pésima apuntando. Cuando jugaba a los dardos con sus amigos apenas llegaba a tocar el borde de la diana, y el dichoso dardo se caía del lugar incrustado antes de que sus compis pudieran empezar a reír. Por lo tanto, la única solución era agarrarlo con las manos. Una úsltima patada de una licana especialmente ebria mando el teléfono a parar en un lugar lejos de la pista. Pero cuando Dorothy se acercó para sujetarlo, un licano que perseguía a un murciélago lo mandó a volar al otro extremo.
-¡Hey! - soltó la joven sin recibir ni esperar respuesta.
Sus ojos rapidamente rodearon el lugar buscando el nuevo destino del dichoso teléfono. Y cuando lo encontró en la esquina de la barra, en el momento en el que se decidió a ir por el, un muchacho humano lo habia agarrado para sí. ¿Ya sabrán quien, no?
-¡Oye, suelta eso! - gritó la bruja al humano.
Austin, al verla (como toda buena rata), metió el móvil en el bolsillo y corrió lejos. Dorothy no dudó en perseguirlo hasta una puerta del cuarto de mantenimiento donde el humano se metió. Y de nuevo sin dudarlo, abrió la puerta de un golpe y enfrentó al ladrón. La bruja preparó un hechizo ofensivo con las manos. "Narrador, ¿por qué no con la varita?". Hombre, la varita solo se les da a quienes se gradúan de la escuela de hechicería. Recordemos que nuestra chica apenas esta rozando el cuarto año, por favor. En fín, el joven humano estaba contra la pared, protegiendo el botín que había usurpado.
-Ese móvil no te pertenece, es de mi amiga. Entregamelo - dijo Dorothy en tono amenazante.
-Quien lo encuentra se lo queda - respondió el humano metiendose las manos en los bolsillos.
No hubo tiempo de continuar la conversación, ya que un vampiro abrió rapidamente la puerta y la atrancó. Había miedo en sus ojos, el cual se convirtió en confusión cuando vio a los otros ocupantes.
-Oh, lo siento. ¿Interrumpo algo? - dijo Keird recuperando el aliento y sin querer sonar sacrastico.
Dorothy lo miró extrañada, con los ojos entrecerrados y el labio superior arqueado. Austin se aguantaba una risita. El contacto se interrumpió cuando la puerta fue golpeada con fuerza, empujando al vampiro que se apoyaba contra ella.
-¡Vi que entraste aquí, alimaña! - rugió Roke desde el exterior.
Dos golpes más fueron suficientes para abrir la puerta y que el lobo se uniera a los residentes del cuarto. Con un movimiento de la mano, Roke cerró la puerta, separando el sonido del exterior con el del interior.
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Los 7 hombres palidos se posicionaron. 3 subieron las escaleras y se colocaron donde había mas gente. Los otros 4 se mezclaron con la multitud de la planta baja. 2 en las barras de bebidas. Los otros 2 entre la gente que bailaba. Sus miradas se cruzaron. Sus ojos no parecían tener color. Era claro que eran humanos, aunque lo blanco de su piel los asemejaba a vampiros. Al unísono, los 7 sacaron el objeto de sus bolsillos. Y cuando la música se detuvo, las luces se apagaron y las pantallas se encendieron, pusieron el pulgar en la anilla.
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Roke vió a los dos extraños junto al vampiro que estaba persiguiendo. Una mueca de confusión decoró su rostro.
-¿Qué está pasando aquí?
-Este humano se robó el móvil de mi amiga - dijo Dorothy arrebatandole el teléfono al ladrón, quien lo había sacado del bolsillo cuando el vampiro entró inicialmente.
-¿Los humanos siendo basura? ¿Por qué no me sorprende? - dijo Keird con tono burlón.
-¿Qué dijiste, cara pálida? - le respondió Austin defendiendose.
-Oigan, dejen al humano . dijo Roke acercandose a Austin y sujetandolo del hombro. -Ya tiene suficiente siendo aburrido de por si.
-¿Aburrido? Te aseguro que me divierto más que tú, bola de pelos.
-¡Ja, pareces una mascota! - dijo Keird con una sonrisa.
-¿Quieres que reanudemos nuestro juego? O mejor aún, ¿¡que lo terminemos!? - dijo Roke mostrando los dientes.
Keird se sentía a salvo solo porque había una bruja cerca, y sabía llevarse bien con los adeptos a la magia. Sin embargo, esta no parecía tener intención de participar en la disputa de los 3 hombres en potencia.
-Miren, yo ya tengo lo que queria. Disfruten su trifulca. Bye.
Dorothy estaba a punto de marcharse cuando lo que djo el vampiro a continuación la detuvo.
-Esperen... ¿por qué ya no se oye nada?
Los 4 jovenes se extrañaron. El club no detenía la música mientras hubiera gente dentro. Dorothy abrió con cuidado la puerta. Las pantallas de las paredes los recibieron. La figura en ellas estaba cubierta con una mascara blanca. Sus cuencas vacías y su naríz puntiaguda daban una sensación de inquietud al verla. Estaba recitando un discurso, pero los 4 habían llegado tarde para escucharlo completo, por lo que solo atendieron el final.
-... aún cuando os creais especiales, sabed que no es asi. Todos formamos parte de un plan, y vosotros estais a punto de hacer vuestra parte. Por Abaddon.
Los 7 hombres sacaron la anilla y levantaron la granada.
-Por Abaddon. - dijeron al mismo tiempo que abrían las manos.
Al caer, la explosión libero un humo color marron verdoso, acompañado del fuego obligatorio en todo estallido. Fuego que consumió totalmente a los provocadores. Rapidamente, el humo (que viendolo mejor, era un gas) se extendió por todo el hall, metiendose en los conductos de ventilación y llegando a las habitaciones del hotel. Dorothy apenas tuvo tiempo de reaccionar en cuanto vió lo rapido que crecía el humo.
-¡Vishan-thala! - gritoó con todas sus fuerzas, a la vez que extendía los brazos.
La barrera magica la cubrió a ella y a sus 3 acompañantes. Aún a traves de ella, podía oler la escencia de la rafaga. Olía a odio. Olía a muerte.
-Esperen... ¿por qué ya no se oye nada?
Los 4 jovenes se extrañaron. El club no detenía la música mientras hubiera gente dentro. Dorothy abrió con cuidado la puerta. Las pantallas de las paredes los recibieron. La figura en ellas estaba cubierta con una mascara blanca. Sus cuencas vacías y su naríz puntiaguda daban una sensación de inquietud al verla. Estaba recitando un discurso, pero los 4 habían llegado tarde para escucharlo completo, por lo que solo atendieron el final.
-... aún cuando os creais especiales, sabed que no es asi. Todos formamos parte de un plan, y vosotros estais a punto de hacer vuestra parte. Por Abaddon.
Los 7 hombres sacaron la anilla y levantaron la granada.
-Por Abaddon. - dijeron al mismo tiempo que abrían las manos.
Al caer, la explosión libero un humo color marron verdoso, acompañado del fuego obligatorio en todo estallido. Fuego que consumió totalmente a los provocadores. Rapidamente, el humo (que viendolo mejor, era un gas) se extendió por todo el hall, metiendose en los conductos de ventilación y llegando a las habitaciones del hotel. Dorothy apenas tuvo tiempo de reaccionar en cuanto vió lo rapido que crecía el humo.
-¡Vishan-thala! - gritoó con todas sus fuerzas, a la vez que extendía los brazos.
La barrera magica la cubrió a ella y a sus 3 acompañantes. Aún a traves de ella, podía oler la escencia de la rafaga. Olía a odio. Olía a muerte.
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