Un Mundo No Tan Oscuro 1.7

Capitulo 7: Humo y Cenizas

Eso es todo lo que se podía ver los primeros segundos. Por la parte auditiva, se oía la respiración dificultosa de las jovenes victimas, la cual se detenía momentos despues. Dorothy bajó la barrera e hizo un hechizo de viento que dispersó el humo y permitió ver mas claramente el siniestro. Era un monumento a lo grotesco. Chicos y chicas de no mas de 22 años, tendidos en el suelo, con una expresión de dolor en sus caras. Los 4 sobrevivientes aún no entendían lo que acababa de pasar, pero eso no los detuvo. Roke corrió a la barra donde estaban sus 4 amigos. Keird fue a la mesa donde se había convertido en murciélago. Dorothy subió rapidamente las escaleras y fue a la mesa donde estaba su grupo. Austin... no fue a ningún lado. Estaba en estado de shock.
Roke, con la visión borrosa por el alcohol en sangre, llegó a donde dejo a sus amigos. Una explosión había sucedido justo al lado. Vaast tenía la piel carbonizada. Tablin había perdido los ojos. A Torby se le caía la cara a trozos. Y a su mejor amigo, Klad, quien lo había acompañado en los momentos mas dificiles de su corta vida, había perdido la oreja y el brazo izquierdo. Roke no pudo evitar vomitar, seguido de un llanto canino.
Keird busco a Renata entre la multitud de cadaveres. Alvin estaba con el rostro putrefacto. La degeneración de los vampiros es acelerada, pero no a ese punto. Keird movía los cuerpos aguantandose las ganas de potar. Se sentía asqueado con cada muerto que tocaba. El solo hecho de respirar le causaba dolor. Pero el verdadero sufrimiento se produjo cuando el joven vampiro encontró lo que buscaba. Renata, muerta. Sangre negra le caía por la boca. Sus ojos estaban abiertos y sus pupilas grices. Su cabello sedoso estaba despeinado. Keird sujetó su cuerpo inerte y empezo a llorar.
Dorothy tampoco se quedó atras en el tema del sufrimiento. Su mejor amiga había caído del barandal cuando la primera explosión se oyo. Otra, esta vez desde abajo, la abrazo completamente. Su cuerpo fue incinerado antes de que pudiese tocar el suelo y su cuello se rompiese dandole una muerte preferiblemente mejor. Eliza estaba en el piso. Su melena rubia se habia tornado gris. La piel de su espalda se caía a jirones. Su rostro estaba demacrado. Podrido. El hechizo que usaba para desaparecer su acne se había desvanecido en el momento en el que había dejado de respirar. Dorothy mantenía su mano en la boca, sus lagrimas caían por sus mejillas. Estaba horrorizada, pero al ver a su novio, a quien sentía que era el amor de su vida, tendido en el piso, con los dientes cayendose lentamente de su boca abierta y su piel gris y muerta como en descomposición, Dorothy colapsó. Cayó al suelo y sujetó las manos de su amado. No podía parar de llorar.
Austin estaba en su propio mundo. No escuchaba los llantos de los otros sobrevivientes. Estaba enfocado en los cuerpos que estaban por todo el lugar. Humanos, licanos, vampiros, brujas, todos estaban muertos por igual. Los que no habían sido consumidos por las llamas presentaban una piel gris, con las venas marcadas, los ojos desorbitados y el cabello demacrado y marchito. Austin se limitaba a entregar la mercancía a los consumidores. Jamas en su vida había visto a un muerto y las imagenes que atestiguaba en ese momento lo perseguirían por varias noches. A medida que avanzaba a pequeños pasos (con cuidado de no pisar ningún cuerpo, una tarea nada facil) mas rasgos de muerte veía en los difuntos. Varios tenian una mueca de horror. Otros habían perdido las extremidades de cuajo. Brazos, piernas, cabezas, todo habia sido arrancado y se encontraba a pocos metros de distancia de sus dueños. Los mas desafortunados seguían con vida, con la respiración entrecortada, solo para exhalar su último aliento segundos despues.
El trance en el que todos estaban no permitió que escucharan las sirenas y a las docenas de oficiales que entraban (Las fuerzas de la ley eran muchisimo mas efectivas en estos días. Si una emergenia sucedía, las autoridades llegaban casi al instante). Algunos de estos vomitaban nada mas ver el reguero de cadaveres. Mientras los bomberos y analistas químicos se dispersaban por el lugar, los oficiales se dispusieron a retirar a los 4 jovenes que aún seguían concientes los cuales forcejearon con ellos al no querer aceptar su perdida.
El equipo médico analizó a los 4 chicos allí mismo. Buscaban algún rastro de inconveniente en ellos pero, salvo una ligera tos, no presentaban ningún signo de enfermedad. Los oficiales trataron de interrogarlos, pero los 3 no humanos seguían con sus sollozos. Austin los veía, intentando procesar todo lo que había ocurrido hace unos instantes. Su plan original era colarse en el sistema de ventilación y poner una bomba de espuma en él, lo que culminaría en todo el hall y las habitaciones de hotel llenas de nubes blancas. Hubiese sido su mayor obra y una travesura para recordar. Sin embargo, alguien se le había adelantado. El tipo de la mascara en el monitor. Claro que cuando vio a los muertos sus planes habían desaparecido de su mente por completo. Alejados de las ambulancias donde estaban los 4 chicos, estaba el sargento de policía charlando con un colega.
-Jamas había visto algo como esto. Y llevo en el oficio desde los 18. -dijo el licantropo de 48 años.
-Yo tampoco, Carv. -le respondió su compañero humano. -¿Qué crees que pasó?
Ambos dirigieron la mirada al club. Las ventanas estaban destrozadas, así como partes del techo y las paredes. Agujeros por los que salía el humo se presentaban en ellos. Los brujos bomberos estaban apagando las llamas, aunque Dorothy habia reducido el fuego considerablemente.
-No tengo idea. -dijo el sargento. -¿Ataque terrorista?
-¿Despues de la aprobacion de la ley 22.860? Al alcalde no le gustará eso.
Carver asintió. La ley anti terrorismo se formuló despues de la guerra como respuesta a los atentados provocados por grupos anarquistas y de odio después de la guerra, que no aceptaban la inclusión de los no humanos en la sociedad. Aunque no siempre eran humanos, sino que también habían células que se habían formado durante la guerra. Grupos que aún buscaban la extinción de la raza humana. La ley 22.860 condenaba estos actos, y decenas de grupos de odio habían sido disueltos gracias a ella. Durante 2 años no hubo actividad terrorista de ningún tipo y el alcalde de la ciudad se mofaba de ello, ya que la ley había salido de su partido. El acto de hoy generaría problemas en todos los ámbitos, pero de eso se preocuparían los medios de comunicación. En ese momento, el sargento debía concentrarse en la situación.
-¿Los sobrevivientes dijeron algo?
-Nada. -dijo el otro con un suspiro. -Siguen en shock. No creo que puedan darnos mucho ahora mismo.
-Y no los culpo -dijo Carver observandolos. -Deben haber pasado por mucho. Miralos. -El sargento los señaló. -Son solo niños.
El licantropo bajó la cabeza. Volvió a mirar al destrozado club y le dijo a su colega:
-Haz que los lleven a sus casas. Esto ya debe haber salido al aire. -dijo apuntando a los periodistas y camarografos. -Sus padres estaran preocupados.
-Enseguida -dijo el otro dirigiendose a los demas oficiales.
Carver se quedó viendo a los 4 jovenes. Pensó en sus propios hijos. Sacó su telefono del bolsillo y marco a su casa. La respuesta fue inmediata.
-Hola cariño. Si, estoy bien. No, acuesta a los niños sin mi. Va a ser una larga noche.
El hombre continuó hablando con su esposa. A lo lejos, en lo alto de un apartamento de 8 pisos donde se podía ver el club, 7 figuras sonreían mientras uno, en el centro, sostenía una camara. Todos ellos dijeron al mismo tiempo:
-"Y el profeta vió el humo negro saliendo del cuerpo envenenado. Y dijo a sus hermanos: así es como empieza. Así es como me alzo"

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