Un Mundo No Tan Oscuro 1.16

Capitulo 16: De vuelta a casa

Vale, chusma reunida, gente lista y a casita. Veamos el cálido recibimiento que los 3 jovenes tuvieron en su hogar:
Emm... okay. Cualquiera diría que un terremoto estaba ocurriendo en la casa Sitwell, porque los griteríos de la mujer de la casa hacían vibrar la residencia.
De pequeño, Roke había desarrollado un tic en el cual sus orejas se mueven sin control cuando un terror grave recorre su cuerpo. En este momento, la cabeza del joven podría funcionar como ventilador y se puede suponer que saldrá volando cual helicoptero en cualquier momento porque MADRE MÍA COMO SE MUEVEN ESAS OREJAS!
El Sr Sitwell observa con la boca tapada y cabizbajo, casi como si el regaño fuese para él. Preferiría estar en su laboratorio absorto en su trabajo, investigando sus teorías sobre la sangre licana y su efecto peculiar en los vampiros. Pero sabía como se ponía su esposa cuando tenía algo importante que decir y toda la familia no estaba presente. Incluso Big Boy Bob estaba ahí, con los brazos apoyados en la ventana desde el lado exterior y aguantandose la risa, ya que si producía el más minimo sonido la aterradora voz de su madre se dirigiría a él. ¿Qué hace ahí, por cierto? Pues acompañó a su hermano hasta la casa y se quedó para ver el espectaculo, no hay mucho mas misterio.
En fin, las palabras de la histérica licana mezclaban la preocupación y el enojo. Cosas como "POR QUÉ NO AVISASTE NADA" o "TIENES IDEA DE LO QUE PASARÍA SI LO VUELVES A HACER" y demás. A ver, escuchemos:
-¡... y sabes que no soporto que me oculten cosas, y menos alguien de mi familia! ¡Me pone mal! ¿Por qué crees que tu padre nunca me hace fiestas sorpresas en nuestro aniversario? NO. ME GUSTAN. LAS SORPRESAS. NI LOS SECRETOS. NI...
Ok, creo que la idea ya esta.
Con cada oración que la mujer terminaba, el chico asentía con la cabeza y soltaba un "lo se, lo siento" siempre que podía. No le gustaba preocupar a su madre. Era muy propensa a hacerlo. De no ser por la intervención de su padre, Roke no habría podido salir de fiesta hasta los 21. Además se aseguraba de no mirar a los ojos a su madre, pues le provocaban un pavor especial. No te rías, we. Con esos ojos rojizos y esos dientes agrandados cualquiera se asustaría.
Cuando el ambiente se calmó, la señora Sitwell terminó con un "pero aún así te quiero, hijo" que derivo en un abrazo entre lobos. Roke pensó que era mejor no decirle mucho a sus padres acerca de sus intenciones de descubir al responsable de la tragedía de ayer. Se preocuparían demasiado. No era la primera vez que le cerraban un chiringuito.
-Ahora ve a tu cuarto, ¿si?. -dijo Freya amablemente. -Te llevare la cena a la cama.
Roke asintio volviendo a su forma humana.
Ay, Freya Grunkfills. Siempre vera a sus cachorros como... pues eso, cachorros.
El espectador de la ventana mantuvo su sonrisa hasta que vio la hora en su reloj pulsera algo sucio.
-Bueno, debo proceder a retirarme.
-¿Quieres que te empaque un kilo de carne para llevar, cariño? -dijo Freya con la misma dulzura de antes.
-No, gracias. Me comere unos panchos en el camión de la vuelta. -le respondió el motero. -Adios, mama. Nos vemos, viejo.
El gordo se despidio con la mano y los señores hiceron lo mismo con una sonrisa.
-Como crecen nuestros chiquillos, ¿verdad, mi amor?
Robert asintió con la cabeza. Las ojeras del hombre justificaban su falta de ánimo.
El hombre lentamente volteó a mirar a su esposa, quien lo veía de ESA forma. Esa que es otra forma de decir que no tenía sueño y que tenía energías de sobra para quedarse toda la noche despierta haciendo cositas. Desafortunadamente, el hombre negó con la cabeza. La respuesta negativa que ambos reconocían y establecieron en su lenguaje personal.
Freya borro su sonrisa y entrecerro los ojos, tras lo cual volvio a su forma humana. Robert se levantó de su asiento, bostezó y se retiró a su laboratorio en el sotano. Su esposa sonrió.
-Ay, nunca cambies, cariño. -Y se dirigió a la cocina.
En su cuarto, Roke repasó todo lo sucedido hoy. Jamas en su vida hubiera imaginado que se juntaría con individuos tan diferentes a él. Es decir, ¿una bruja con expresión perpetua de asco? ¿Un humano que se viste como basurero? ¿Un vampiro que daba más risa que otra cosa al transformarse? El Roke del año pasado hubiese preferido volver a hacerse adicto a perseguir su cola antes de juntarse con esta gente. Su mente le decía que esta busqueda improvisada sería más infructuosa que la Operación Golden Tail el 16º año de la guerra, pero valía la pena intentar.
El joven se recostó boca arriba en su cama y esperó la cena. Escuchando a la bestia interior que todos los licanos tienen Roke se transformó nuevamente.
"En cuanto lo encuentres" -le dijo el lobo interno, pero su diálogo se cortó en cuanto escucho los pasos de su madre subiendo la escalera.
-Hablaremos luego. -dijo el chico.
-
Keird llegó a su casa exhausto. Tomar el tren sur siempre le provocaba esto, y más cuando iba a esa velocidad, no tanto como un tren bala pero si capaz de patearse la ciudad en horas.
El vampiro llegó a su casa justo a la hora de la cena. Lo supo al oler la comida que su madre incluso antes de llegar a su barrio, que era cuidadosamente más avanzado que en el que estuvo al atardecer. Los trabajos de sus padres le habían dado bastantes privilegios de la clase media alta y la casa de dos pisos y cinco habitaciones era uno de esos... Espera, ¿por qué tantas habitaciones si solo hay 3 ocupantes? Pueees la sra Waltman siempre quiso tener muchos hijos. Los babys eran su debilidad desde niña. Pero pese a los continuos intentos de fecundación que se practicaban semanalmente, su panza no presentaba cambios. Es de esperar, porque teniendo en cuenta que Lynn no tuvo a Keird hasta muy entrado su relación con su amado vampiro quien fue el que la convirtió. Solo queda esperar si en un futuro cercano recibira un hermanito o hermanita o... oh, ¿lo hice otra vez, cierto? O-ok tranquilo, no pasó nada. Keird entró en su casa y saludó a su madre quien seguía cocinando. Se sentó en la mesa y hasta ahí. Continuemos a partir de alli.
-Tu padre esa trabajando. -le dijo la señora. -Se fue a la tarde.
-Suele estar fuera bastante tiempo. -le respondió su hijo.
Y tenía razon. Magnos había heredaro la fortuna de sus ancestros y luego de haberla recuperado de tiburones corporativos que se la habían robado mediante engaños y manipulaciones haciendo uso de todos su circulo, se dispuso a mantenerla. Resolvía sus problemas él mismo y sus multitudes de contactos alrededor del país, cosechados a través de sus siglos de existencia, lo nutrían de mas ingresos. Su esposa se preocupaba inevitablemente, pese a que sabía de forma perfecta que era un profesional en todo lo que hacía.
Esta sensación de nerviosismo la aplacaba trabajando o cocinando, y la mesa de hoy rebosa de comida vampira: cerdo con extra-sangre, licuado rojo de lagarto y conejo, pulmones de caballo, entre otras. Keird tenía hambre, pero no tanta xD.
En cuanto a su laburo, Lynn Waltman disfrutaba de comprar acciones y ponerle su sello caracteristico, siguiendo los pasos de su difunto padre de quien, como su esposo, adoptó el negocio. Muchos de los servicios de la vida cotidiana vampira le generaban ingresos. También estudiaba abogacía, cosa que había intentado hace tiempo pero la discriminación de hace esos años se lo impidió. Gracias a Magnos, consiguió la estancia en la mejor universidad del estado, cosa que siempre le agradeció. Ay, menos mal que iba a enfocarme en la cena, ¿no?. Je, sigamos.
Luego de que el último platillo llegó a la mesa, la vampira se sentó junto a su hijo. Este se sirvió uno de cada bocadillo, como lo había estado haciendo desde los 16 años.
-Espero que tengas hambre, cariño.
El chico no había comido mas que un par de snacks de sangre en todo el día, pero aún asi no se veía capaz de bajarse esa cantidad de manjares.
Mientras la televisión encendida y en bajo volumen transmitía la mierda tipica del consumismo, los vampiros cenaban. La mujer tomó la palabra:
-¿Y bien? ¿Cómo estuvo tu reunión?
Keird lamía la sangre del cerdo y dejaba la carne a un lado.
-Bien. Parecen buena gente, aunque tampoco hablamos mucho de nosotros.
-¿El licano te intimidó?
-No lo suficiente. -dijo restandole importancia.
Lynn soltó una risita. Los lobos le causaban temor a su hijo cuando era pequeño. Cuando los veía en televisión siempre se escondía detras del sofa. Este miedo se había aplacado con los años, pero ese gusanito de nervisismo que dice "esa cosa te va a comer en cuanto le des la espalda" seguía en su interior. Keird se sirvió mas licuado.
-¿Y llegaron a algo?
Keird pensó un momento en la pregunta. Nunca le había escondido nada a su madre, asi que no vio razón de hacerlo ahora.
-Acordamos pedirle a gente que investigue lo que paso. Para saber lo más posible.
La mujer masticaba y tragaba la carne del conejo. No tenñia ningun sabor ni le daba nutrientes, pero las costumbres humanas aun no se le quitaban.
-¿Y a quien buscaras además de tu padre?
Keird se limpió la boca.
-Fui a... casa de Renata. Para hablar con Rudy.
Keird dijo esto con una notable falta de ánimo. Lynn era conciente de los sentimientos de su hijo con su amiga de la infancia.
-Me entere de su incidente con esos putos racistas. ¿Esta bien?
-Si, algo apagada pero se repusó en cuanto fui. -dijo Keird tomando tomando el último pedazo ensangrentado de su plato.
-Debo serte sincera, hijo: no quiero que andes por ahí con el ambiente que se tiene. Aun hay mucha gente impactada.
-Lo se. Casi no había personas en la calle hoy.
-Por eso. Mira lo que le pasó a Rudy. Creía que este tipo de cosas habían quedado atras.
Keird se sirvió mas comida en silencio.
-Entiendo tu preocupación, mama. Pero no puedo quedarme sin hacer nada. No estaría honrandola. Necesito saber por qué sucedio. Y mientras más ayuda tenga, mejor.
Se mantuvo calmado durante todo su diálogo. Keird no era mucho de llorar ni entristecerse mucho.
-La querías mucho.
-Y ella a mi.
El joven sacó de su bolsillo la cajita que Rudy le había dado antes y que perteneciera a su amada. Se la pasó a su madre y esta vió su contenido. Keird siguió.
-Nunca me di cuenta.
Su madre sabía que estaba esto le afectaba mucho.
-Oh, cariño...
La mujer tomó la cabeza de su hijo y la apoyo en su hombro. Keird no aguantó mas y empezó a llorar.
-
1-4-2-6-2-10-5-1
Esos fueron los números que Dorothy marcó en el ascensor. Si eres conocedor, sabras que esa es la combinación para el juego del ascensor. Ya sabes, ese ritual en el que si vas a 10 pisos o más e introduces el código llegaras a una dimensión extraña. Una versión desolada y vacía del mismo edificio pero con la perpetua sensación de que no estas solo, aunque las brujas pueden llegar a ese lugar a su voluntad con el hechizo correcto. Con una maldición puesta hace decadas, ya no hace falta esperar a que se llegue al piso para introducir el otro número. Con solo ponerlos todos de una, te vale.
Muchas brujas huyeron allí en la guerra y la única razón por la que no se ha colonizado es porque los humanos ya no son la mayoría al mando. Ademas, no cualquiera aguanta ahí mucho tiempo. Y también estan los tontos que se alejan demasiado del ascensor y no vuelven a ser vistos jamas. Pobrecicos.
Dorothy disfrutaba ir a ese lugar cuando podía. Le resultaba un sitio de la más tranquilo e iba allí siempre que debía despejar su mente. El lugar pasó de ser una mera leyenda urbana a un lugar al que cualquiera podía ir (más no quedarse) si quería desconectar del mundo, así como la ciudad sin luz. Aunque es lo menos recomendable por eso de que no puedes salir sin quitarle la luz a alguien y si no lo haces, pues espero que te acostumbres a vagar sin ojos por el resto de la eternidad en ese lugar oscuro, eventualmente convirtiendote en una bestia reptante que acecha a aquellos que entran con deseos de perjudicar al projimo.
La joven bruja ha ido a este lugar varias veces en su vida. La primera fue acompañada por sus amigas ahora difuntas y las otras fue por su cuenta, convirtiendolo en su santuario personal. Lo único que no le gusta es no poder estar bastante tiempo, cosa que se solucionara cuando aprenda el hechizo de mantener las puertas abiertas. Aunque la magia desvaría allí y tiene la peculiaridad de que muchas funciones biológicas no funcionan, como el sistema excretor. No puedes desechar allí.
Dorothy recorría el piso mirando a las habitaciones, respirando el aire vacío y tocando las profundas paredes. Al llegar a las escaleras miraba hacia abajo, imaginandose que podría haber abajo porque ALGO había. ¿Algún culto realizando sus actividades? ¿Un desterrado? ¿Un demonio con bocas en las manos como el que hay en el museo? Fuese lo que fuese, ella nunca bajaba no porque no quisiera sino porque la puerta del ascensor tiende a cerrarse muy rápido cuando estas lo suficientemente lejos como para no llegar corriendo. Al mirar al blanco vacío del exterior mediante la ventana de cristal sin cristal sintio el deseo de lanzar un hechizo con su varita para ver que tan lejos llegaba, pero se había dejado el palito en casa. Al pensar en esto recordó que sus padres le habían respondido afirmativamente al mensaje de si seguían en su casa. Dio media vuelta y volvió al ascensor, que ya había empezado a cerrarse lentamente. Caminando y revisando las habitaciones sin puerta ni muebles recordó las exploraciones que hizo con sus amigas, haciendo cadenas de brazos para engañar al ascensor y que no se cierre. Apretadas todas cuando ponían las números y cuando volvían a la dimensión base, se agarraron de los brazos y alcanzaron la distancia suficiente para que una de ellas, Elisa, lograra ver lo que había en el piso de abajo. Nunca reveló lo que vió, pero la cambió de ser una chica reservada a una completamente fiestera. Lo que sea que observó la hizo vivir cada día como si fuese el último. Dorothy siempre se preguntó que fue lo que vió, y si ella tendría la oportunidad de verlo algúna vez.
Fue en lo último que pensó cuando las puertas del ascensor se cerraron con ella adentro. Pulsando el boton de su piso esperó a que la señal volviera a medida que las dimensiones cambiaban y revisó sus mensajes. Recordemos que el tiempo pasa muy lento en el mundo blanco, por lo que sus padres no se preocuparán. Y para disipar dudas, sí. Ellos sabían de sus excursiones a ese inhospito mundo alterno.
Llegó a su piso y comenzó a caminar por el pasillo hasta su habitación al fondo del mismo. Escuchaba las voces de sus vecinos, los que en su mayoría eran jovenes como ella y muy seguramente habían perdido a alguien la noche anterior. Otras habitaciones directamente no emitían sonido alguno, indicando que sus ocupantes habían asistido al lugar. Dorothy nunca se habló con ellos debido a su naturaleza reservada con los extraños, asi que este hecho no le afectaba pero sí que la ponía a reflexionar. Cuando ves a un desconocido en la calle, ¿nunca te preguntas si eres el último que lo verá con vida?
Dorothy intentaba con todas sus fuerzas no pensar en la última imagen de sus queridos acompañantes. En especial la de Rishko, el único chico que la hizo sentir algo parecido al amor. No sabía como continuaría sin volver a oír su voz, sin que la hiciera reir. ¿Y Markis, su mejor amiga desde la primaria y con quien compartió tanto?
-Maldita Iglesia de Vida...
La joven abrió la puerta tras levantar la cerradura con magia y vio a sus padres sentados en el sillón frente a la puerta. La chica los miró confundida. Su madre fue la que hablo.
-Hija, tenemos que hablar.
Dorothy recordó el mensaje que leyó distraídamente: "Cariño, ven rápido. Debemos decirte algo importante"
-
El ambiente noctuno presentaba todo lo podrías esperar en un barrio como el de Austin. Borrachos por aqui demasiado idos como para estar conscientes de lo que pasa a su alrededor, animales callejeros masticando huesos por alla, el perpetuo humo de cigarros fumados hace unas horas y las colillas de los mismos en el piso, ademas de la basura y el agua estancada de las calles. El chico pasaba por este habitat restandole importancia, tapandose la nariz de vez en cuando para eludir el nauseabundo olor presente en ciertos callejones. Eran apenas las 22PM pero la oscuridad predominaba, más aún con los faros tintineando de forma no aterradora.
El paseo nocturno de Austin se debia a una reunión con la persona del teléfono, una bruja que habia estado saliendo con su hermana hace un par de años. Se dirigía a la Octava Esquina, lugar donde solían juntarse los brujos novatos para estrenar sus hechizos y realizar combinaciones magicas. Era un punto de venta frecuente para el chico. Algunos sostienen que sienten más la magia degustando la mercancía que los caballeros para los que Austin trabaja elaboran.
¿Y por qué había convocado este encuentro con la ex de su hermana? Pues era parte de la Operación Descubre a los Responsables de la Masacre más Grande del País que Seguramente son los Racistas de la Iglesia de Vida como los Bastardos que Son. Mmm... si, así esta bien.
El callejón de la esquina estaba despoblado, seguramente por lo ocurrido la noche anterior que llevó a que muchos padres les impidieran la salida a sus retoños (o de última los vigilasen muy muy de cerca). Pero eso no afecta que esta en el callejón que, mediante una flama generada con un toque de dedos, calienta el cafe que sostiene con la mano izquierda y nivela su temperatura transmitiendo frío con la misma. Degusta la bebida alternando el frío con el calor hasta que alcance el punto de perfecto equilibrio al mismo tiempo que su convocador se acerca a ella.
-¿Que tal, humano?
Tublan Jones, una joven bruja de cabello negro con mechones rojos, pelo hasta los hombros y camisa blanca sin mangas sostiene su taza de café en el callejón de la Octava Esquina apoyada contra la pared. Su cuerpo se mantiene caliente gracias a su hechizo igneo.
-Todo bien por ahora. -respondió Austin.
Muy bien, es hora de introducir al personaje:
Tublan es aficionada a la materia magica de los elementos, lo cual no cuasa que su conocimiento y notas de los demas estilos sean bajas. Cuando no esta jugando con el fuego o el hielo (sus elementos favoritos), se la pasa observando la bola de cristal que su madre le heredó antes de irse a ejercer de medium en el extranjero. Estos conocimientos psiquicos los compartió con su hija, los cuales le revelaban bastantes cosas del projimo siempre y cuando no se pasara de la raya. Habia repetido un año del curso de magia por distracciones de variada índole, pero tecnicamente era una bruja hecha y derecha. Como toda joven de 20 años pero aspecto más joven gracias a hechizos, salía a divertirse en el exterior con lo que fuera que la ciudad le ofreciera. En una de esas salidas conoció a la vampira Jackson quien la enamoró. Pero la relación no duraria lo suficiente pues Jessie tiende a aburrirse rapido. Aunque Tublan nunca la olvidó y de vez en cuando la espiaba desde la bola de cristal. Pero la razón de su encuentro con Austin se debía a un objetivo especifico.
-Me entere de que estuviste en esa trampa mortal. Mi bola es de alta calidad, asi que debió ser algo grande para que dejase de emitir.
-Bastante.
-¿Fue tan malo como dicen? -preguntó la bruja antes de darle otro sorbo a su café.
-Peor. -fue su respuesta.
Austin tenía el contacto de la bruja porque todos los hermanos lo tenían. El noviazgo de las dos chicas fue bastante serio con Tublan durmiendo en su casa muchas veces.
-¿Y a qué debo este encuentro espontaneo, si puede saberse?
Ambos se habían caído bien al conocerse por lo que era normal que se hablaran de vez en cuando.
-Pues quiero saber qué ocurrió exactamente. ¿Y por qué?
¿Te refieres al tipo de la pantalla?
La pregunta tomó por sorpresa a Austin. Tublan rió mientras bebía.
-Si, lo vi. Da un aura bastante amenazadora. Supongo que quieres lograr eso cuando estas a punto de mandar a miles de personas al infierno.
Las brujas no eran muy émpaticas con alguien que no fuera de su familia o su circulo y Tublan era una de esas.
-¿La máscara te suena de algo? -preguntó Austin. La bruja mantuvo su café en el aire con un movimiento de la mano.
-Ok, antes que nada vamos a establecer los términos.
Austin se extranó y su cara daba testimonio de ello, pero luego entendió a lo que se refería su acompañante.
-Quieres algo a cambio.
La bruja lo miró como diciendole que había dado en el clavo.
-Jessie. Una cita. Y la promesa de que intentará llegar a segunda base.
El joven recuperó su expresión confusa. Apenas se hablaba con su hermana y su ex quería que le pidiera... no, que la convenciera de que volviesen!
-¿Cómo esperas que yo consiga eso? -preguntó sacandose las manos de los bolsillos.
-Algo te podras apañar. -respondió la bruja antes de seguir nivelando la temperatura de su bebida. Austin pensó un momento. Bah, un par de momentos.
-Bueno, acaba de terminar con su novio y ha estado saliendo mucho desde entonces...
-Ahí lo tienes. -le interrumpió la bruja. -Ese idiota nunca la mereció.
Austin suspiró y se frotó las manos por el frío.
-Bueno, hare lo que pueda. Pero tú debes hacer lo mismo. Ahora, ¿la máscara te suena?
Tublan acabó su café e hizo desaparecer el vaso.
-Pues no. Para nada. Pero reconozco un conjuro de alteración de voz cuando lo escucho. La voz parece pregrabada, pero me puedo equivocar.
Austin escuchaba atentamente todo lo que decía la bruja. Esta se quedó callada un momento hasta que se dio cuenta de eso.
-Ya, no tengo nada más. -dijo restandole importancia. Austin rodó los ojos.
-Bueno, algo es algo. Averigua más cosas y mandamelas.
-Y entonces... -dijo Tublan indicandole que continuara. Austin suspiró.
-Hablare con Jessie y hare que hable contigo.
-Y...
Otro rodeo de ojos.
-... y que te pida una cita.
Tublan asintió con el dedo.
-La cual aceptare. -dijo con una sonrisa.
Ahora el joven tenía una nueva misión entre manos. ¿Cómo demonios iba para convencer a la hermana con la cual casi no hablaba de que volviera con Tublan? Ni siquiera sabía si estaba saliendo con alguien más ya que siempre se la pasaba fuera de casa. Bueno, algo se le debería ocurrir. A lo mejor la encontraría ebria y la haría enviar un audio a la bruja logrando obtener la información. De eso se ocuparía él.
-Oye, ¿te puedo preguntar por qué? No murió nadie que te importara. Solo ibas para armar bardo. ¿Por qué todo este empeño en averiguar?
Austin recordó a los supervivientes, los cadaveres, el humo. Todos esos elementos en conjunto que le impactaron de sobremanera, marcandole de una forma que lo cambiaría.
-No tengo nada que hacer.
Tublan hundió los hombros y se levantó de la pared en la que estaba apoyada.
-Bueno, voy a hacer mi parte. -dijo poniendose su rojo gorro de lana.
-Una última cosa. -dijo volteando antes de irse. -Jessie... ¿ha hablado de mi alguna vez?
Austin dijo de forma molesta:
-De nuevo: ¿cómo esperas que lo sepa?
La bruja soltó una risita.
-Nunca cambies, tin tin.
Tublan procedió a desaparecer en la noche. Austin salió del callejón y miró la luna en lo alto. Revisó su célular. Casi hora y media. Entrando en su pérfil de Faceworld de camino a casa vió que tenía un mensaje. Era su hermana.
"Tengo el presentimiento de que estuviste hablando de mi"
Ay, los vampiros y sus hipersentidos.
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