Un Mundo No Tan Oscuro 1.8

Capitulo 8: Tristeza Colectiva

El primero en llegar a su casa fue Roke, dado que era la suya la mas próxima al club. Para ese momento, la noticia ya estaba siendo transmitida en todos los portales de noticias, por lo que la madre de Roke lo esperaba en la puerta de su casa. Cuando el joven bajó de la patrulla (aún tambaleandose), su madre corrió hacia él. El caso de las mujeres licantropo es curioso, ya que no se transformaban en lobo a voluntad o por ira, sinó cuando estaban muy estresadas o preocupadas, por lo que es normal que tengan a sus hijos mientras estan en esa forma. En ese momento, los niveles de preocupación de la madre estaban por las nubes y cuando corrió hacia su hijo y lo abrazó con fuerza se movió tan rapido que la patrulla ni siquiera había tenido tiempo de irse.
-¡Carino! ¿Estás bien? ¿¡Por Dios, te pasó algo!? ¿Te sientes bien? - dijo la madre muy desesperada.
Roke luchaba contra el alcohol para mantenerse en pie. Probablemente tendría resaca la mañana siguiente, pero las imagenes de sus amigos muertos no lo abandonarían.
-Estoy... bien, mama...
El chico trataba de aguantarse las lágrimas, pero cuando su madre le acarició las orejas (su forma de decir que todo estaba bien), el joven dejó salir su tristeza sobre el hombro de su madre. Cuando llegaron a la puerta de su casa, Robert se levantó de su asiento y fue a abrazar a su hijo.
-Lamento lo que pasó, Roke. No imagino lo que debiste ver.
Padre e hijo se abrazaron. La mujer habia vuelto a su forma humana y se limpiaba las lágrimas.
-Mira Roke, -dijo el hombre sosteniendo la cabeza del joven - se que ahora mismo estarás muy cansado. Asñi que ve a dormir y mañana hablaremos de todo esto.
Roke se limitó a asentir con la cabeza. Miró una vez mas a su madre y subió las escaleras hacia su cuarto. La mujer se acercó a su esposo.
-Pobre... quisiera ayudarlo. -dijo ella agarrada al brazo de su amado.
-No podremos hasta que el alcohol deje su sistema tranquilo. -El hombre se soltó del agarre de su esposa.-Bueno, vuelvo al laboratorio. Tengo que hacer unas cuantas investigaciones.
El hombre se dirigió al sotano, pero una palabra de su esposa lo detuvo.
-Cariño...
No fue lo que dijo en sí lo que hizo que se parase en seco, sino la forma en la que lo dijo. Su tono de voz preocupado y frágil. Ellos no hacían tantas cosas juntos desde hace años, pero que ella llorara siempre lo tocaba. Robert acarició la mejilla de su amada, tranquilizandola.
-Ve a la cama. Hablaremos con el mañana. Los dos.
El señor Sitwell bajó las escaleras hacia su laboratorio. Freya miró hacia arriba, aún sintiendo pena por su hijo. En una noche había perdido a todos sus mejores amigos. Y eso nunca es fácil de superar, sin importar la edad.
-
Keird fue el segundo en llegar y fue recibido de la misma manera. Su madre lo esperaba en el pórtico y lo abrazó nada mas verle.
-Mi querido hijo. Estaba tan preocupada. -le dijo ella al oído.
Keird jamas habia visto llorar a su madre, por lo que le sorprendia verla con los ojos enrojecidos.
-Estoy bien, mama. Solo... algo cansado. -dijo Keird un poco desganado. Aún le caian lágrimas de los ojos.
-Me imagino, cariño. Ven. Te hare de cenar y podrás ir a dormir.
La madre era muy firme con los horarios para comer. Cada noche se debía cenar. Y como supuso correctamente que su hijo no había tragado nada en el lugar de la tragedia, era su deber alimentarlo ella misma. Al entrar a la casa y dirigirse a la sala, Keird vió a su padre frente al televisor que anunciaba la noticia del siniestro. Con sus sentidos aumentados, Keird podía escuchar los latidos acelerados del corazón de su progenitor, dando a entender que estaba preocupado.
-Vendré enseguida con tu sangre favorita, cariño.
La madre de Keird habitualmente se comportaba como una adolescente, pero a la hora de desempeñar su rol materno esa actitud rebelde desaparecía por completo. Keird se sentó en la mesa y su madre fue a la cocina.
-¿Estás bien, Keird? -dijo el padre del joven con esa voz tenebrosa caracteristica de él, aún viendo al televisor.
-En parte sí, padre. -dijo Keird con voz temblorosa.
El padre de Keird, Magnos, era un vampiro de la vieja escuela. Frío, manipulador, con un aura de rey caído pero al mismo tiempo de alma caritativa y corazón pasivo. En la guerra había salvado a miles de familias vampiro del exterminio gracias a su trabajo como marinero, escondiendo a las personas en los barcos y mandándolos a otros países mas tolerantes en aquellos tiempos. El hombre tomó la copa de sangre que estaba en la mesa y dijo a su hijo:
-¿Sabes de donde viene la sangre que consumimos?
-Si. De las granjas humanas. -dijo el joven un poco confuso por la pregunta.
-¿Pero sabes lo que ocurre allí, o solo sabes lo que te dicen en la escuela?
La mirada de confusión de su hijo fue la indicación para que continuara.
-Cómo sabras, los vampiros necesitamos consumir sangre como alimento. La sociedad no tuvo problemas en comercializar sangre de animales de granja para nosotros. Pero eso no era suficiente. Sumado al hecho de que los animales portaban enfermedades y perjudicaban a comunidades enteras. Así que luego de un largo proceso de ley, se aprobó la construcción e implementación de las granjas humanas. Allí mandan a los humanos que nadie quiere. Condenados a muerte, asesinos, violadores, pedófilos... toda la escoria humana es mandada a las granjas. En ese lugar, alimentan a los presos solo lo justo y necesario para que su sangre nos sirva como alimento. Son inmovilizados en bañeras con agua helada y les inyectan agujas en las venas de los brazos, las manos y las piernas. Y les drenan lo suficiente como para no matarlos. Los dejan ahí por horas y sus signos vitales son monitoreados cuidadosamente para que no se mueran antes de tiempo. Luego de la extracción, les retiran las agujas, los visten, los alimentan, los hacen ejercitar y de vuelta a drenarlos. Dicen que al probar la sangre que viene de las granjas humanas puedes saber lo que hicieron esas personas para estar ahí.
El hombre levantó la copa y la contempló.
-Esta sangre perteneció a un violador de menores, responsable de ultrajar a 7 niños pequeños.
Magnos dió un sorbo a la copa.
-Los dichos son ciertos.
El hombre bajó la copa y se sentó al lado de su hijo.
-Mirame, Keird
Este miro a su padre a los ojos.
-Te prometo que moveré a todos mis contactos, hablaré con todos mis conocidos y cobraré todos los favores que me deben para encontrar al malnacido que hizo esto. Y me asegurare de mandarlo a la granja mas cruel del país.
Padre e hijo se abrazaron. Su madre los veía desde la cocina y soltó una lágrima. Sabía que sea quien sea el responsable de lo ocurrido en el club lo pasaría mal si era encontrado (o mejor dicho, cuando fuera encontrado). Porque su marido podía ser compasivo y amable, pero cuando se lo disponía, podía ser el más malvado de los verdugos.
-
Dorothy fue la siguiente. Al llegar a su apartamento, sus padres la esperaban en el interior. Michael y Whitney Dwilbur eran famosos por presentarse en los lugares sin avisar. Cuando su hija se había emancipado se comprometieron a pagarle sus estudios hasta que ella misma pudiera. Hay quien puede decir que son algo sobreprotectores, principalmente por que la monitoreaban constantemente desde la bola de cristal de Whitney. Aunque nunca le habían negado ni recriminado nada. Cuando la vieron entrar, con los ojos enrojecidos y su piel algo pálida, no dudaron en abrazarla.
-Mi querida hija...
Dorothy respondió al abrazo con uno mas fuerte.
-Están muertos, mama... Todos muertos... Rishko, Markis, Dervin... - dijo sollozando.
-Lo lamento, cariño. -le dijo su padre acariciando su cabello. -No pudiste hacer nada.
-Lo admito, hija. Te estabamos viendo. Pero la bola dejo de emitir poco despues de que saliste del cuarto con esos chicos. ¿Quiénes eran?
Dorothy recordó a los demas. No sabía ni siquiera sus nombres pero les salvó la vida. No fue por algo personal, simplemente sintió que debia hacerlo.
-No lo se, la verdad. Pero ellos tambien sobrevivieron.
Los Dwilbur tambien eran brujos de la vieja escuela. Habían visto todo tipo de horrores en la guerra, tanto en el bando contrario como en el suyo, pero un asesinato en masa así les impactaba.
-Si quieres que nos quedemos aqui... -dijo Whitney mirandola a los ojos.
-Quisiera estar en mi cuarto... -dijo bajando la cabeza.
Su madre le dió un beso en la frente.
-No nos iremos, ¿si?  Ve a descansar.
Dorothy abrazó fuertemente a su padre antes de ir a su habitación. Ellos la vieron con tristeza mientras cerraba la puerta. Tras esto, se sentaron en el sofa.
-Esto es una completa locura.
-Lo se. ¿Quien o qué serñia capaz de hacer esto?
-Solo se me ocurre alguien.
Al decir esto, Whitney miró a su esposo con preocupación.
-No... eso es imposible. Él murio.
-Lo se...
Michael entrelazó sus dedos.
-Pero su amo no.
Whitney se tapó la boca en señal de temor.
-
Finalmente, Austin llegó a su hogar. Sin embargo, no tuvo una cálida bienvenida como los demas. Bueno, salvo por lo alto de las voces de sus padres que se escuchaban desde la calle. Su madre, una bruja, solía usar conjuros para tener esa voz tan fuerte. Y las voces de los licantropos son altas de por si, así que su padre no los necesitaba.
Austin se había acostumbrado a esto desde que empezó a tener conciencia, y para eso también se habia acostumbrado a pasar tiempo en las calles. Al principio pensó en voltear e irse por ahi, ya que noto que no podría concentrarse en sus pensamientos dentro de ese cuchitril. Pero cambió de opinión cuando vió a su hermana sentada en el pórtico. Estaba tan embobada en su celular con funda de vampiro rosa que ni siquiera vió a la patrulla. Así como los gritos y discusiones de sus progenitores, Austin había aprendido a no fastidiar a sus hermanos. Y si la vampira volvía adentro sin su hermano, sus padres no estarían muy contentos. Así que decidió ir.
El jardín no era lo mas lindo del mundo. Poblado unicamente por las plantas mágicas que la madre usaba para sus pócimas y demas paridas. Con algunas era indispensable no tocarlas, ya que la Sra Jackson se especializaba en brebajes altamente dañinos, mayormente fertilizantes y venenos para ratas, cucarachas, cucarratas, mosquitos del tamaño de zapatos, serpientes con patas y demas plagas domesticas. Ganaba su dinero, pero dado que eran caseros no siempre eran 100% efectivos y tendían a atraer bichos mas que a alejarlos. Sin mencionar que a veces se confundía de plantas y los venenos para insectos pasaban a ser venenos para personas. Pero bueno, con algo hay que alimentar las bocas de las casas. 7 para ser exactos. Ya que el trabajo de medio tiempo del Sr Jackson como guardia de tiendas no era muy lucrativo. Pero vale, me estoy yendo de madres. Sigamos con la situación.
Austin llego al pórtico donde su hermana lo esperaba. Ésta no levanto la cabeza en ningún momento. Hizo falta que el chico le gritara 3 veces para que se alejara de su telefono.
-Ay, por fin llegaste tonto. -dijo la joven con impaciencia. -Mama y papa me dijeron que no podría comer hasta que llegaras.
La chica se paró y volvió a mirar su celular. Mientras mandaba un mensaje considerablemente largo, le dijo a su hermano:
-Tu comida esta en la mesa. No molestes a mama y papa. Estan discutiendo otra vez.
La vampiro de 16 años volteó¡o y entró en la casa. Sus padres acordaron que no la dejarían salir hasta que cumpliera 18 años o hasta que ambos murieran. Lo que pasara primero. Ella soñaba con ir a la Peda Fantastica y odió a sus padres por no dejarla ir ese año, aunque ignoraba que (sin quererlo) le habían salvado la vida tomando esa decisión. Pero claro, ella no lo veia así.
Austin ni siquiera se esforzó en decirle algo a su hermana. Habia dejado de intentar llamar la atención de sus parientes desde los 8 años. De pequeño aprendió a curarse él mismo las heridas, ya que su madre estaba demasiado ocupada en el sotano con su olla donde hacía los brebajes y su padre casi nunca estaba en la casa. Ni mencionar a sus hermanos, que se la pasaban afuera ya que la mitad eran adolescentes. En cualquier caso, Austin se las arreglaba solo. Cuando entró a la casa, sus padres estaban discutiendo en la habitación contigua a la cocina. Para evitarlos, ya que sabía que lo que pasara si lo veían no iba a ser diferente a lo que ya estaban haciendo, caminó lentamente hasta la mesa y tomó el plato con la comida. El contenido no era nada apetecible. Dos panes con paté del chino y jugo de pera. Austin no era de comer tanto, pero sabía que esa noche debería robar comida del escondite de su hermano Bentley (ya que pagar el tributo no es lo suyo) si no quería tener pesadillas. Las imagenes de la fiesta se encargarían de eso.
Sus padres ni siquiera lo vieron. Así que no tuvo problemas en tomar el plato y subir las escaleras a su habitación. Sus hermanos solían cerrar las puertas para disminuir el barullo que emitían los adultos. Y cuando eso no funcionaba, recurrían al viejo truco de los audífonos a todo volumen. Aunque el brujo, Barq, tenía la ventaja de la magia. La cual podia anular su sentido del oído por varias horas.
Centremonos. Austin se apresuró en ir a su cuarto y cerrar la puerta con el pestillo casero que su hermano Lordi le había hecho. No por fraternal, sino porque le pagó para que lo hiciera. Austin encendió su computadora y le dió un mordisco al pan. Espera... Mmm, si. Por la expresión de su cara, el paté esta vencido. Pero al menos el pan esta bien. Solo un poco... duro. Pero ha comido cosas peores, como esos huevos de sapo que le hicieron perder el gusto por varias semanas. Como sea, en cuanto encendió su netbook y entró a su perfil de Faceworld (si, es lo que estan pensando. Ni imaginan como se llama Twitter) la noticia de lo ocurrido en el club estaba por todas partes. Austin imaginó que la página del evento ya había cerrado, pero no era el caso. Sabía que debía saber quienes eran los otros sobrevivientes, así que vió en la extensa lista de "asistiran" a las 3 personas que estuvieron con él en el cuarto. Austin será una basurilla, pero era muy bueno identificando rostros. Por lo que reconocer al lobo, el vampiro y la bruja que le salvaron la vida no fue muy difícil. Eso sí, tuvo que bajar muchisimo la página para encontrar a cada uno. Pero finalmente lo hizo. Exploró los perfíles de cada uno, no para ver si habían tenido algo que ver con la tragedia (despues de todo fueron sus amigos los que murieron), sino para conocerlos mejor. No había mucho que destacar. Eran 3 jovenes comunes y corrientes. Les gustaba la fiesta, la música del momento y la amistad. Esto último los diferenciaba de Austin. Sus familiares eran peculiares. Algunos eran leyendas de la guerra, y otros tenían nombres que resonaban en los callejones oscuros.
¿Pero por qué el chico humano estaba haciendo esto? Podría haber ignorado el suceso y dejarlo pasar. Despues de todo, ningún ser querido suyo o por lo menos conocido estuvo esa noche en el club. Lo que impulsaba a Austin era la curiosidad. ¿De qué?, preguntarán. Pues del hecho de que, mientras que los cuerpos de los no humanos estaban deteriorados y emanando líquido de sus agujeros, los de los miembros de su especie no presentaban estos rasgos. Sino que el motivo de sus muertes eran la carbonización y el desangramiento por partes de estructuras del local. Y mientras que él estaba moderadamente bien de salud cuando el humo se disipó, los 3 sobrevivientes empezaron a toser. Algo era extraño. Ese ataque terrorista, fuera lo que fuera, estaba destinado a los no humanos. Y esos 3 chicos merecían saber por qué. Así que Austin les mandó un mensaje a cada uno. Se presentó como el humano que había salido junto a ellos del cuarto y fue testigo de la masacre. Se aseguró de no decir nada para incomodarlos. Manejó sus palabras cuidadosamente y los mensajes quedaron mas o menos así:
"Ola, zoy el humAno ke estubo kon udz enel kuarto de manteneimiento . Kiero zaver khe pazo ashi ta nto qomo uste dez . Zi kieren avlar maz a phondo de l thema, beanme e nel parke Gristol maniana alas kince treinta .
PD: lamiento lode sus amijos"
...
Ok. Si los chicos logran descifrar ese mensaje que parece una mezcla rara de egipcio con hebreo antiguo, decidirán si asistir al encuentro o no. Austin ya estaba satisfecho. Y exhausto. Así que se terminó uno de los panes y dejó el otro sobre el escritorio. Se puso el limpiador dental automático (un aparatito que te limpia los dientes mientras duermes. Las empresas de cremas dentales y cepillos cayeron en bancarrota por este invento pensado originalmente para los vampiros) y se fue a dormir con los gritos de sus padres aún oyendose. Mientras miraba por la ventana a la luna rodeada de estrellas, se preguntó quien podría haber sido el responsable. Definitivamente no era alguien de la fiesta. No. La mente maestra tenía esto planeado. Y dado que los no humanos fueron los más afectados, Austin se hizo unas cuantas ideas de quienes podrian ser.
-Iglesia de Vida. -se dijo a si mismo. Esa sería su primera pista.

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