Desembarco en Northrend (relato de Warcraft 3)
Aun antes de siquiera llegar a la orilla, el escalofrio ya se apoderaba de mi cuerpo. Aqui, en el techo del mundo, un continente que si no ha sido explorado debe ser por una razon. Normalmente, declinaria este llamado. Prefiero ser bajado de rango que morir sepultado por la nieve, con el gelido frio recorriendo mis venas. Pero el principe tenia razon. Si no deteniamos al demonio cuanto antes, Andorhal y Stratholme se repetirian. Y por la luz si prefiero morir antes de dejar que eso suceda. Asi que cuando lord Arthas ordeno reunir a todos los soldados posibles para realizar este viaje, lo hice aplacando las dudas de mi corazon. Aquellos que participaron en la purga de la ciudad buscaban desesperadamente una oportunidad de redencion. Y el viaje a Northrend garantizaba dicha redencion. Tenian la esperanza de que la luz los perdonara por los horribles actos cometidos en la matanza. Yo mismo buscaba esto, y aun cuando mi familia temia por mi vida, no podia echarme atras. Como capitan de las fuerzas armadas, es mi deber dirigir la iniciativa de la mision y mantener la moral alta en el grupo. En los 3 dias que duro el viaje, el principe Arthas no se aparto de su lugar en la cubierta aun cuando el frio extremo se hizo sentir. Su rostro mostraba determinacion. Estaba claro que no se iria de estas tierras hasta que el azote dejase de existir. Ese sentido de justicia era el que mantenia decididos a los soldados, seguros de que nuestra campaña resultaria exitosa.
Cuando divisamos la orilla finalmente, nos preparamos para desembarcar. El agua helada se sentia aun a traves de las botas de metal. No perdimos el tiempo y descargamos los suministros del barco. Los soldados alistaron sus armas para adentrarse en las desconocidas tierras. El principe Arthas miraba con atencion hacia Northrend, lugar que de verdad parecia la tierra natal del azote. Casi como si el mismo creador de la plaga estuviese por alli, en algun lado. Asi era, y estabamos ahi para eliminarlo. Me acerque al principe y le hable para saber si estaba listo:
-Esta tierra esta librada de la mano de la luz, ¿verdad? Apenas se ve el sol -le dije con un toque de gracia. El me vio y me respondio.
-Capitan. ¿Estan aqui todas mis fuerzas?
Titubee un momento. Aun faltaban algunos barcos para que la expedicion estuviese completa.
-Emm... casi. Solo hay unos pocos barcos que...
-Muy bien. -me interrumpio el- Lo importante es encontrar una mina de oro y establecer una base. No sabemos que nos espera ahi fuera, en las sombras.
No hice mas que asentir con la cabeza y me dirigi a mis hermanos de armas, quienes ya se veian afectados por el frio.
-Soldados, nos pondremos en marcha enseguida. Recordad en todo momento la razon de por que estamos aqui. En algun lugar de esta tierra muerta se esconde el demonio que amenaza a toda la vida. Nuestra mision es encontrarlo y destruirlo a el y a todos sus subditos. ¡Y eso es lo que haremos! ¡Por la Alianza! ¡Por Lordaeron!
Los soldados respondieron alzando sus armas con un grito.
Nos acercamos al principe y empezamos nuestra partida. Aun cuando creia en mis palabras, tenia mis dudas acerca del exito de nuestra mision. Sin embargo, confio en la luz. Y confio aun mas en el principe Arthas.
Cuando divisamos la orilla finalmente, nos preparamos para desembarcar. El agua helada se sentia aun a traves de las botas de metal. No perdimos el tiempo y descargamos los suministros del barco. Los soldados alistaron sus armas para adentrarse en las desconocidas tierras. El principe Arthas miraba con atencion hacia Northrend, lugar que de verdad parecia la tierra natal del azote. Casi como si el mismo creador de la plaga estuviese por alli, en algun lado. Asi era, y estabamos ahi para eliminarlo. Me acerque al principe y le hable para saber si estaba listo:
-Esta tierra esta librada de la mano de la luz, ¿verdad? Apenas se ve el sol -le dije con un toque de gracia. El me vio y me respondio.
-Capitan. ¿Estan aqui todas mis fuerzas?
Titubee un momento. Aun faltaban algunos barcos para que la expedicion estuviese completa.
-Emm... casi. Solo hay unos pocos barcos que...
-Muy bien. -me interrumpio el- Lo importante es encontrar una mina de oro y establecer una base. No sabemos que nos espera ahi fuera, en las sombras.
No hice mas que asentir con la cabeza y me dirigi a mis hermanos de armas, quienes ya se veian afectados por el frio.
-Soldados, nos pondremos en marcha enseguida. Recordad en todo momento la razon de por que estamos aqui. En algun lugar de esta tierra muerta se esconde el demonio que amenaza a toda la vida. Nuestra mision es encontrarlo y destruirlo a el y a todos sus subditos. ¡Y eso es lo que haremos! ¡Por la Alianza! ¡Por Lordaeron!
Los soldados respondieron alzando sus armas con un grito.
Nos acercamos al principe y empezamos nuestra partida. Aun cuando creia en mis palabras, tenia mis dudas acerca del exito de nuestra mision. Sin embargo, confio en la luz. Y confio aun mas en el principe Arthas.
Y yo confío en que seguirás adelante con esto, tienes un gran potencial y siempre es un gusto leerte. Gracias por todo tu apoyo a lo largo de estos años, has sido realmente una gran ayuda con tu sinceridad y grandes palabras. (aún con todo lo cringe, siempre has sido un cielo. siento que leyeras eso lol) Me despido, no sin antes decirte una vez más que nunca te rindas si escribir es lo que quieres, eres muy bueno en esto ♥
ResponderBorrarUn beso enorme, tienes todo mi apoyo y agradecimiento ♥
BYE! Vale Rose.
<3 <3
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