El Príncipe y el Capitan (relato de Warcraft 3)

Las tropas festejaban alegremente. Habíamos por fín completado nuestra misión. El demonio Mal'Ganis estaba muerto y sus restos yacían a los pies de nuestro príncipe y lider. Sin él, no podríamos haber terminado nunca este deber.
Cada uno de nosotros estaba deseoso de salir de esta tumba helada y regresar a casa. Yo, en lo personal, lo único que deseo es volver a ver el rostro de mi esposa e hijos. Volveríamos a Lordaeron como héroes, habiendo acabado con la principal amenaza de la Alianza. El príncipe, sin embargo, se mostraba algo frío y distante. Luego de atravesar al demonio con su espada y observarla durante unos segundos, nos ordenó a todos que volviesemos a la base de inmediato. Me pareció raro en un principio, pero luego supuse que estaría exhausto. Todos lo estabamos.
Cada día en Northrend era peor que el anterior. Luego de ese incidente con los barcos, la moral bajó. Pero lord Arthas se mantenía firme. Eso nos inspiraba a continuar y ahora por fín hemos acabado. Mañana iremos a la costa y regresaremos a casa. Solo hay que esperar al príncipe y Marwynn, quienes no han vuelto todavía. Espero que no les haya pasado algo.

5 HS DESPUÉS

Esto es raro. Los preparativos para partir ya estan listos, pero no hay rastros del príncipe Arthas. ¿Donde podrá estar? Solo puedo pensar que él y Marwynn esten exterminando a los muertos que quedan. Aún así, es extraño que no nos hayan avisado. Si no aparecen ire a buscarlos. La noche ha caído, asi que esperare a la mañana. Ahora debo descansar.

A LA MAÑANA SIGUIENTE

El príncipe y Marwynn no han regresado. Las tropas desean irse pero no podemos abandonarlos. Arthas es la razón de que hayamos triunfado. Saldré ahora mismo a buscarlos y regresaré cuanto antes. Comenzaré desde el lugar donde estaba la base de Mal'Ganis y seguiré su rastro. Ire sólo para que los demas esten listos para cuando regresemos.

2 HS DE BUSQUEDA

Me he adentrado en la nieve, siguiendo unas huellas. Casi no siento los huesos. El frío es tan intenso. Sin embargo, debo continuar. No puedo volver sin el príncipe.

1 HORA DESPUÉS

N-no se c-cuanto llevo. P-perdí el rastro hace unos c-cuantos metros. El v-viento helado es ab-brumador. ¿S-sera que...? E-espera... e-eso es...? ¡Si, una c-cueva! P-podré resguardarme d-del frío.
Hay una fogata. Es reciente. ¿Será de ellos? ¿Estarán aún aquí?
-¿Capitán?
-¡Príncipe Arthas! No sabe cuanto me alegro de haberlo encontrado.
-¿Caminaste todo el camino desde la base hasta aquí?
La voz del príncipe se oye apagada, sin ánimo. Estará exhausto.
-Si, señor. Las fuerzas estan listas para partir de regreso a la costa. Si nos vamos ahora... un momento. ¿Donde esta Marwynn?
-¿Marwynn? Ah, él esta... cerca.
El príncipe mira a los lados. Sus ojos se ven cansados.
-¿De verdad...?
-¿No es curioso, capitán?
Arthas ignora mi pregunta.
-Mal'Ganis ya no existe. Lo perseguí hasta esta tierra muerta solo para eso. Debería estar feliz, alegre. Pero no. No siento nada.
-Mi señor, está cansado. Lo entiendo. Se le pasará cuando volvamos a Lordaeron. Vamos, busquemos a Marwynn y vamos a la base. De ahí regresaremos a casa. Ganamos.
No parece escuchar mis palabras. Esta distraído, no se por qué.
-¿No lo oyes, Falric?
Su pregunta me toma por sorpresa.
-¿Perdone?
-Su voz... su gélida voz me susurra. ¿No puedes oirla? La espada...
Arthas mira fijamente a su hoja. No se que le ocurre, pero debemos irnos ya.
-Señor, por favor...
-Muradin tenía razón. La espada esta maldita. No dejo de escuchar... las cosas que dice. Falric, las cosas que dice... Muradin esta muerto por mi culpa. Por mi...
El agotamiento y el frío deben estar haciendolo delirar. Debo ayudarlo
-Señor, no diga eso. Muradin creía en nuestra causa y murió por ella, como tantos otros. Señr escuche, es hora de volver a casa.
Tomo el hombro del príncipe. Esta helado, pero él no tiembla en lo más minimo. ¿Donde esta Marwynn?
-La espada me habla. Sus palabras tocan mi alma. Lo que dice es aterrador pero hay algo maravilloso en ese terror... ¿Cómo algo tan terrorífico puede ser tan fascinante?
No estamos llegando a ningun lado. Debo sacarlo de aquí y... ¿qué es eso? Es un monticulo de piedras. Me acerco a él...
-¿Sabes que es lo peor?
Empiezo a quitar las piedras...
-Me gusta lo que dice.
Por la luz... es Marwynn. ¿Cómo es posible? Esta atravesado, como si una espada...
-¿Marwynn? ¿Qué...?
-Yo lo hice.
El príncipe se me acerca lentamente. Estoy tan impactado que no me doy cuenta.
-La espada me dijo que lo atravesara y lo hice. Ahora escucho su voz también. Me pregunta por qué lo hice. No se qué responderle. Pero luego la otra voz me habla. Y me dice la verdad.
Volteó lentamente. Antes de que me de cuenta, la fría hoja de mi señor se ha clavado en mi torso. El dolor me invade, pero no puedo gritar. Las preguntas me impiden pensar. ¿Qué esta ocurriendo? ¿Por qué Marwynn ha muerto? ¿Por qué el príncipe me hace esto? Le miro a los ojos, pero no veo nada en ellos. Y es cuando lo puedo ver con más atención. Su cabello es blanco. Sus pupilas son rojas. Y su piel... ha perdido su color. Retira la hoja de mi estomago y me deja caer al suelo.
-Tienes razón, capitan.
Siento como mi vida se apaga...
-Es hora de volver a casa.
Pero mi cuerpo vuelve a levantarse.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

The Owl House - Pensamientos sobre For The Future

La Amistad Es...?

Una nueva prueba de Dios